Esto podría considerarse un gran hito en lo que se refiere al estudio de la interferencia que el entorno provoca en las funciones de las computadoras cuánticas, y debido a esta misma razón es que los expertos diseñaron una especie de cubierta de diamante, uno de los materiales más resistentes en la naturaleza.
Dentro del diamante, este computador es capaz de guardar 2 qubits, es decir, un bit en computación cuántica, que puede representar uno y cero al mismo tiempo, además de realizar cálculos a una velocidad inimaginable al poder estar encendido o apagado de manera simultánea.
A pesar de que la comunidad científica se ha tomado este logro con bastante prudencia, ansían continuar avanzando en este complejo campo y como dijo uno de los científicos partícipes del estudio “intentar que una gran cantidad de qubits trabajen juntos sin ser afectados por el calor u otros factores”.
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